Williams Álvarez: El del instinto bajo el agua
- Luana Cabrera
- 12 may 2018
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 4 oct 2021
Este nativo de Chichiriviche de la Costa, en Vargas, desde pequeño se ha dedicado a la pesca, pero no fue sino a sus 15 años que descubrió lo que significa hacer pesca submarina y con arpón. "Como que vieron que tenía madera y de repente la apnea se volvió lo mío”.

Texto y fotos por Luana Cabrera
El viento comienza a soplar. Son las 7:00 de la mañana y ya los rayos del sol se asomaron sobre la montaña que cobija a este pequeño pueblo. Aquí no es necesario esperar el conocido canto del gallo para que la actividad comience; en Chichiriviche de la Costa el día inicia con el encendido del motor de la lancha que zarpará al mar.
“¡Epa Willy! ¿Cómo va todo? ¿Esperando al ‘Negro’? Ya me contaron que van a probar suerte con el tiburón ballena. Éxito mi pana”, saluda una persona a otra que se encuentra recostada en una pared.
Con su estilo playero y fresco, acorde al lugar donde vive, su peinado inconfundible quemado por el sol y su permanente sonrisa dibujada en el rostro, Williams Álvarez (@willsub), oriundo de Chichiriviche de la Costa en el Estado Vargas, decide emprender lo que tenía planeado para el día de hoy.
“Tengo 30 años, soy pescador, como mucho de los habitantes de este pueblo, pero aquí hay muy pocas personas que se dedican a lo que en realidad me gusta hacer”, dice tímido y ansioso a la vez.

Williams desde pequeño se ha dedicado a la pesca, pero no fue sino a sus 15 años que descubrió lo que significa hacer pesca submarina, pesca con arpón. Relata que un día le mostraron lo que esto significaba y cómo se debía hacer. “Fue el tío de Stalin Martínez, el señor Faustino Gutiérrez, grandes amigos míos y Germán Rodríguez y su papá quienes me iniciaron en este mundo. Como que vieron que tenía madera y de repente ya lo hacía con facilidad”.
Sumergirse en el mar y aguantar la respiración
“Todos los días me levanto y pienso que si no voy a pescar me vengo para la playa. Mi esposa siempre se molesta y me pregunta que qué voy a hacer en la playa y yo le contesto que no se, verla. Creo que lo que me diferencia de los demás pescadores de la zona es mi constancia y que siempre estoy aquí, activo para lo que salga”, comenta.
La plática se detiene cuando Williams observa a lo lejos un grupo de alcatraces y fragatas alborotarse sobre el mar. “Hey, ahí como que hay algo, un animal, una mascotica”, dice sin separar la vista de ese punto. Pasan los segundos e intenta seguir el hilo de la conversación para no parecer maleducado hasta que dice: “Ah no, solo estaban jugando”. Continuamos.
“Toda pesca tiene su adrenalina, pero la submarina es la más selectiva que hay, es un deporte. Es una de las menos dañina y la más selectiva. Aquí me conocen y saben que yo hago la pesca cumpliendo con la normativa. Sin embargo, la gente no sabe que cada vez que uno baja es un riesgo para la vida porque al practicarlo se debe hacer en apnea. Tienes que saber de apnea para hacer pesca submarina. Esto es 50 por ciento suerte y 50 por ciento habilidad”, agrega.
Chichiriviche es una playa que cuenta con las condiciones idóneas para practicar desde snorkeling, hasta submarinismo y apnea. Es una bahía de aguas cristalinas y que en pocos metros de distancia cuenta con distintos niveles de profundidad, de 0 a 60 metros, tanto para principiantes como para expertos. Es el lugar donde reconocidos apneístas venezolanos se iniciaron en el deporte.

“Como yo me la pasaba en la playa podía aprender de Carlos Coste (@carloscoste1) cuando venía a entrenar. También aprendía de Iru Balic (@irubalic), que por cierto siempre me regaña cuando ando echando broma en el agua. Ella me invitaba a participar en las clases de apnea que impartía en la playa. Iru conmigo siempre ha sido especial y siempre me ha invitado a sus clases. En una duré 2 minutos 27 segundos en estática y bajando he logrado llegar a 40 metros entrenando con la selección ecuatoriana que vinieron y me invitaron más que todo para darles seguridad. Yo no tengo el equipo necesario para hacer apnea, solo tengo mi careta, mi snorkel y las aletas”, relata Williams.
Dicho esto, se coloca su equipo y se sumerge en el mar. Esta vez el arpón lo dejó en casa. Ya la pesca del día la había realizado, entre ellos varios Pez León, Calamares, Pargo y Coro Coro. “Vente, vamos a ver algunos colores y mascoticas que tengo por acá”.
La habilidad de este apneísta y pescador submarino nato de la costa, no deja de sorprender. Mientras nada, se detiene en medio del mar azul, sin ningún punto de referencia bajo sus pies, solo la montaña a varios metros de él.
“Aquí debajo de nosotros está la Torre Eiffel (una escultura colocada a 20 metros de profundidad)”, dice. “Ya vengo”. Se coloca su careta nuevamente, se queda un rato flotando mientras toma bastante aire (hiperventila) y se sumerge. Su cuerpo desaparece en menos de cinco segundos. Es necesario confiar en sus habilidades para no preocuparse. A poco de completarse el minuto vuelve a aparecer casi en el mismo punto de partida.
“Listo, ya logré tomarme una selfie con la torre y saludar a los buzos que andaban allá abajo con sus tanques. Ven, vamos a buscar una estrella de mar, pero con cuidado que a ellas no se les puede tocar ni sacar del agua porque se mueren”.
¿Nadar con tiburones?
“Uno de mis objetivos no solo es hacer pesca submarina o apnea. Me interesa mucho la conservación de la biodiversidad en el mar, sobretodo en Chichiriviche que es mi casa. He recibido mis regaños y de ellos he aprendido; eso me ha servido también para educar a los muchachos de acá y decirles cuándo las cosas se hacen mal”, explica Williams ya bajo una sombrilla desde donde puede ver a su pequeña Sofía de casi dos años.

Su interés de observar el comportamiento de las aves sobre el mar y descifrar si están cazando peces de un gran cardumen es porque muy probablemente estos estén ahí por la presencia de un tiburón ballena, la “mascota” favorita de Williams.
Este animal es el pez más grande del mundo y solo se consigue en aguas cálidas. Puede llegar a medir 12 metros y por muy intimidante que parezca, solo se alimenta de plancton, algas y kril.
“El tiburón ballena es muy especial para mí. Interactúo con ellos de una manera que no muchos entienden. Siento una conexión con ellos cuando nado a su alrededor. En Chichiriviche es muy común verlos en noviembre, diciembre y enero. No sé qué está pasando ahorita pero hay unas corrientes de agua fría por esta zona que todavía se están viendo. Eso no es normal, parece que se están quedando en la zona. Estamos pensando que se están reproduciendo acá”, explica.
Williams ha decidido realizar un seguimiento permanente a estos gigantes del mar. Tiene varios proyectos planteados en cuanto a conservación y expediciones turísticas. Sabe que estos animales valen más vivos que muertos. Quiere aprender más de ellos, observarlos sin interrumpirlos en su proceso de alimentación ni hacerles daño. Compartir esos conocimientos con su comunidad y los turistas que visiten este pequeño pueblo entre montañas y mar.
“Las personas nacen para algo. Yo creo que no nací para competencias de apnea ni de pesca submarina, a veces creo que no sirvo para esas reglas. Yo nací para ser pescador, para la pesca submarina y para admirar y ayudar a conservar las bellezas naturales que hay en mi paraíso”.
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